CRÓNICA DEL CHILE QUE CONOCIMOS – Parte II
24 de julho de 2013 Processocom
De entre los eventos interesantes –en lo personal- destaco lo que ocurrió el segundo día de nuestra estadía en Santiago, cuando al estar frente al parque del Palacio de la Moneda en procura de fotografías para el recuerdo, una mujer sesentona se ofreciera, muy amablemente, a tomarnos una foto a Jiani y a mí, puesto que nos había estado mirado cómo intentábamos hacerlo en pareja. En efecto, tiró dos fotos para nosotros. Así fue como la abordé para preguntarle si ella sabía dónde quedaba el edificio de la Contraloría, y “al tiro” nos lo mostró; estaba a una cuadra y más, frente a nosotros. Y así nos contó que, precisamente, ella venía de allí y que, hasta que la obligaron a jubilarse a los sesenta años, ella trabajó en dicha dependencia estatal. Y entonces le disparé una pregunta a quemarropa: ¿usted conoce o conoció a la señora Carmen Castillo? Después de hacer memoria y preguntar en qué dependencia trabajaba –cosa que yo ignoraba-, me respondió que no, pero que lo mejor era que yo preguntara en la oficina de información. Así procedí, después de recorrer el trecho que nos separaba de tal dirección. La señora que nos atendió consultó registros, preguntó a compañeros y compañeras sobre la mencionada persona, pero nadie supo dar razón. Entonces fue a otros archivos y de ellos extrajo la novedad de que Carmen se había jubilado, pero que podríamos tener noticia de ella a través del número del Ruc que nos anotó en un papel. El camino para ello era acercarse a una de las oficinas de los Carabineros y requerir su dirección y demás.
El relato viene a propósito de que yo recordaba que Carmen era la hermana mayor de Paulina y que ella trabajaba en la Contraloría, al igual que la misma Paulina, quien tuvo que salir exiliada –junto con su marido- a Europa después del golpe militar; por lo tanto, era más probable tener alguna noticia de Paulina a través de su hermana. Materia aún pendiente, inclusive después de algunas pesquisas vía Internet. ¡De cómo episodios tan nefastos –me refiero, por supuesto, a la dictadura- pueden afectar o cambiar el rumbo de la vida de las personas en el tiempo y las distancias!
Debo referir que, en verdad, una vez que con Jiani habíamos decido ir para Chile, entre otras cosas, para que yo pudiera “matar el gusano” que se me había atravesado en la juventud y, fundamentalmente, para disfrutar de ese país tan querido, lo primero que se nos ocurrió fue comprar la “Guia do turista brasileiro” sobre Chile. En efecto, allí encontramos informaciones muy valiosas y apropiadas para nuestros intereses: medios de transportes, hospedajes, museos, comidas, distancias, sitios de interés y una serie de detalles para prever y aprovechar mejor el tiempo, además de la información que obtuvimos en la Internet y lo que yo había leído y conocido a través de mis amigas y amigos chilenos en Ecuador. En consecuencia, al estar en Santiago y disponer del tiempo y los recursos necesarios, no podíamos dejar de conocer Valparaíso y Viña del Mar, dos ciudades muy cercanas a la capital, y cuyo trayecto se puede recorrer en cómodos autobuses, como en efecto así lo hicimos.
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